jueves, 6 de noviembre de 2008

Una carta abierta a mis amigos de la izquierda sobre la crisis

por Steven Horwitz
Steven Horwitz es profesor de economía de la Universidad de Saint Lawrence.

Amigos:
En estos últimos meses, he escuchado repetidamente por parte de ustedes que el actual desorden financiero ha sido causado por los fracasos de los mercados libres y la desregulación. He escuchado de ustedes que la ambición por las utilidades, cualquier utilidad, lo cual es fundamental para los mercados libres, es la base de nuestros problemas. Y he escuchado por parte de ustedes que sólo una intervención gubernamental significativa en los mercados financieros puede curar estos problemas, quizás de una vez por todas. Les pido a ustedes que en los próximos minutos, en las palabras de Oliver Cromwell, consideren que pueden estar equivocados. Consideren que ambos el diagnóstico y la cura pueden estar igualmente equivocados.
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Muchos de ustedes han criticado correctamente el mandato para etanol, el cual hizo rentable que los productores de maíz dejaran de producir maíz para alimento y en su lugar producir maíz para energía, lo cual conllevó a un incremento en los precios mundiales de alimentos. ¡Lo que es interesante es que ustedes culparon en este caso a la política y no culparon a la codicia y la búsqueda de utilidades!
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Para empezar, Fannie Mae y Freddie Mac son “empresas patrocinadas por el gobierno”. Aunque técnicamente son privadas, éstas tienen privilegios particulares otorgados por el gobierno, son monitoreadas por el Congreso, y, más importante, han operado bajo una promesa clara de que, si fracasan, serán rescatadas. Difícilmente se puede llamar a esto un “mercado libre”. Todos los jugadores en el mercado de hipotecas sabían esto desde el inicio. A inicios de los noventas, el Congreso simplificó los requisitos de préstamo de Fanni y Freddie (a 1⁄4 del capital requerido por los bancos comerciales regulares) para incrementar su habilidad de poder prestar a las zonas pobres. El Congreso también creó una agencia regulatoria para supervisarlas, pero esta agencia también tenía que aplicar cada año ante el Congreso para obtener su presupuesto (ninguna otra agencia reguladora financiera está obligada a hacer esto), lo que aseguró que le dijera al Congreso exactamente lo que quería escuchar: “las cosas andan bien”. En 1995, a Fannie y Freddie se les dieron permisos para ingresar al mercado “subprime” y los reguladores empezaron a presionar a los bancos que no estaban prestando suficiente a las zonas pobres. Se hicieron varios intentos por auditar a Fannie y Freddie, pero el Congreso no tenía los votos para hacerlo, especialmente con ambas organizaciones haciendo contribuciones significativas a las campañas de miembros de ambos partidos. Incluso el New York Times, ya desde 1999, visualizó exactamente lo que pasaría gracias a este mercado poco libre, y alertó sobre la necesidad de rescatar a Fannie y Freddie si el mercado mobiliario bajaba.
Complicando las cosas aún más fue la renovación/revisión en 1994 del “Community Reinvestment Act (CRA)” de 1977. El CRA exige a los bancos prestar un porcentaje de su cartera dentro de sus comunidades locales, especialmente cuando esas comunidades están económicamente en desventaja.
Adicionalmente, el Congreso explícitamente ordenó a Fannie y a Freddie a extender sus préstamos a prestatarios con crédito marginal como una manera de ampliar la adquisición de viviendas. Lo que todo esto hizo fue crear enormes incentivos políticos y gananciales para los bancos, y que Fannie y Freddie prestaran más a personas de bajos ingresos y alto riesgo. A pesar de las buenas intenciones de extender la compra de vivienda a más estadounidenses, el forzar a los bancos y el bajar artificialmente los costos para hacerlo, son gran parte del problema en que hoy en día nos encontramos.
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El capítulo final de la historia es que en el 2004 y 2005, siguiendo los escándalos contables de Freddie, tanto ésta como Fannie pagaron su penitencia al Congreso al aceptar extender sus préstamos a clientes de bajos recursos. Ambos aceptaron adquirir una mayor cantidad de préstamos tipo “subprime” y “Alt-A”, dando luz verde a los bancos para crear estos préstamos. De 2004 a 2006, el porcentaje de préstamos en estas categorías riesgosas aumentó de un 8% a un 20% de todas las hipotecas de los Estados Unidos. Y la calidad de estos préstamos también estaba bajando: los depósitos iniciales se hacían cada vez más pequeños y un mayor número de préstamos iniciaban con tasas de interés bajas, las cuales se ajustarían hacia arriba más adelante. Los bancos estaban adquiriendo prestatarios más riesgosos, pero sabían que tenían un comprador garantizado para esos préstamos en Fannie y Freddie, respaldados, claro está, por nosotros los contribuyentes. Sí, los bancos fueron “codiciosos” al buscar nuevos clientes y préstamos riesgosos, pero ellos estaban respondiendo a los incentivos creados por las intervenciones gubernamentales bien intencionadas pero equivocadas. Son estas intervenciones las realmente responsables de los préstamos riesgosos que salieron mal, los cuales representan el corazón de esta crisis, no el “libre mercado”.

Texto completo en: http://www.elcato.org/node/3795

1 comentario:

MIK dijo...

Excelente que tengan un blog. Felicidades y éxitos!!!. Avisen que también estan en facebook.
Felicitaciones por esta nueva iniciativa! :D